École Catalane (XX) - La tranquillité de la mer

Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte de la escuela impresionista catalana donde se ve representado un precioso paisaje marítimo. Se ve una cualidad pictórica muy destacable en la obra. Obra muy exclusiva del pintor.

· Las medidas de esta obra con marco son: 31,5x39,5x2 cm.
· Las medidas de esta obra sin marco son: 26x34 cm.
· Se trata de un óleo sobre tabla firmado a mano por el pintor en el margen inferior derecho, irreconocible.
· Esta pieza se encuentra en excelente estado.

La obra se vende con precioso marco (incluido en la subasta como regalo).

Procede de una colección privada de Girona.

El cuadro será perfectamente embalado por un profesional de IVEX y enviado por Correos o GLS con su código de seguimiento único. Envíos a todo el mundo.

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Este cuadro presenta una vista marítima que evoca una sensación de serenidad y vastedad. La escena captura un momento en el que el océano se extiende hasta el horizonte, donde dos barcos navegan en la distancia, sus siluetas diminutas pero claramente definidas contra el cielo. Los barcos parecen estar en calma, flotando sobre el agua con un propósito tranquilo, lo que sugiere una travesía serena o la vigilancia constante de su entorno.
El mar, de un azul profundo, domina gran parte de la composición. Sus olas están representadas con suaves ondulaciones, dando la impresión de un mar relativamente calmado. Las variaciones de color en la superficie del agua, desde tonos más oscuros en las profundidades hasta reflejos más claros cerca de la costa, sugieren tanto el movimiento del agua como la interacción de la luz solar con la superficie del océano.
En el horizonte, el cielo es de un tono suave y claro, que se desvanece gradualmente hacia un cálido color dorado a medida que se encuentra con el mar. Este sutil cambio de color en el cielo puede indicar el inicio del atardecer, un momento del día en el que la luz comienza a suavizarse y el ambiente adquiere un tono más reflexivo y contemplativo.
Un delgado borde de nubes flota en la parte superior del cielo, agregando una ligera textura a la escena, mientras que una luna creciente se asoma tímidamente, sugiriendo que la noche no está lejos. La presencia de la luna añade un elemento de transición temporal a la escena, capturando el cambio entre el día y la noche.
En el primer plano, un promontorio rocoso se asoma desde el lado derecho del cuadro, su superficie áspera y escarpada contrastando con la suavidad del agua. Las rocas están bañadas por la luz, lo que resalta sus texturas y formas irregulares. En la base de las rocas, las olas rompen suavemente, creando un borde espumoso que añade dinamismo a la escena.
En conjunto, la composición del cuadro ofrece una representación equilibrada entre la tranquilidad del mar abierto y la presencia sólida y protectora de la tierra. La mirada del espectador es guiada desde la roca en primer plano, a través del mar y hacia los barcos en la distancia, hasta perderse en la inmensidad del cielo. La obra transmite una atmósfera de paz, quietud y una conexión íntima con la naturaleza, invitando a quien la observa a sumergirse en este instante atemporal y a disfrutar de la belleza simple pero poderosa del paisaje marino.