École Catalane (XX) - La ville

Pictura subastas presenta esta magnífica obra de arte de la escuela catalana en la que se ve representado un precioso pueblo impresionista. Se ve una cualidad pictórica muy destacable en la obra. Obra muy característica y exclusiva del pintor.

· Las medidas de esta obra sin marco son: 64x46x2 cm.
· Se trata de un óleo sobre tela firmado a mano por el pintor en el margen inferior derecho, irreconocible.
· Esta pieza se encuentra en excelente estado.

Procede de una colección privada de Girona.

El cuadro será perfectamente embalado por un profesional de IVEX y enviado por Correos o GLS con su código de seguimiento único. Envíos a todo el mundo.

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Este cuadro nos presenta una vista de un conjunto de casas encaramadas en una ladera de montaña, construidas en un entorno abrupto y accidentado. Las edificaciones, apiladas unas sobre otras, se distinguen por sus tonos claros y terrosos que van desde los blancos deslavados hasta ocres y grises, creando una sensación de desgaste y de antigüedad, como si el tiempo hubiera dejado su marca en cada pared y techo. El pintor ha utilizado trazos amplios y con mucha textura, lo que otorga a las fachadas un carácter casi rústico y un sentido de inmediatez, como si se tratara de una representación rápida, casi espontánea, de la vida de este pequeño poblado.
La vegetación que rodea las casas aparece en la parte inferior, un entramado denso de verdes oscuros que se mezcla con ligeras pinceladas de tonos más claros, representando arbustos o árboles pequeños que emergen entre las rocas y el terreno escarpado. Esta vegetación parece enmarcar las construcciones, separándolas de la montaña y ofreciendo una transición entre la naturaleza y lo construido por el hombre.
Al fondo, las montañas se alzan en tonos marrones y verdes oscuros, creando una barrera natural que protege el pueblo. El cielo, ligeramente gris y opaco, aporta una atmósfera sombría, como si se estuviera anticipando una tormenta o se tratara de un día nublado. Este telón de fondo de la naturaleza contrasta con la vida de las casas que, a pesar de la paleta apagada, parecen resistir con fortaleza en ese ambiente difícil.
En conjunto, este cuadro logra captar la esencia de un pequeño pueblo de montaña, donde las casas, el paisaje y el clima se entrelazan para contar una historia de resistencia y tranquilidad. La elección de colores terrosos y la textura rica evocan una sensación de historia y pertenencia, como si el lugar y sus habitantes estuvieran profundamente conectados con el entorno que los rodea. Las formas abstractas y las pinceladas expresivas le otorgan un carácter dinámico, haciendo de esta obra una celebración de la vida sencilla en un rincón remoto del mundo.