François Faucher (1959) - Journée nuageuse en ville - NO RESERVE

Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a François Faucher (pintor canadiense), que representa un rincón tranquilo de un pueblo histórico junto al río, destacando la conexión entre tradición y naturaleza bajo un cielo melancólico. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite.

· Dimensiones con marco: 42x48x2 cm.
· Dimensiones sin marco: 20,5x25,5 cm.
· Pastel firmado a mano por el artista en la parte inferior derecha.
· La pieza se encuentra en perfecto estado de conservación.
· La obra se vende con precioso marco con vidrio protector (incluido en la subasta como regalo).

La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona.

Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote.

El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX (https://www.instagram.com/ivex.online/), utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte.
El envío se realizará por Correos o GLS con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional.

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Este cuadro representa un paisaje urbano situado junto a un río tranquilo que refleja la serena quietud de un pueblo pintoresco. Dominan los tonos oscuros, resaltados por algunos tejados rojizos que aportan un sutil contraste cálido. El protagonista central es un puente antiguo de arcos, cuya estructura de piedra sólida conecta ambas márgenes del río, simbolizando el paso del tiempo y la conexión entre generaciones. Su reflejo en el agua aporta simetría y profundidad al cuadro, invitando al espectador a recorrer visualmente la escena.
A la derecha, un conjunto de edificaciones de aspecto rústico y tradicional se alzan sobre la orilla, formando una composición compacta que transmite la esencia histórica del lugar. Las casas parecen construidas con piedra envejecida, y sus tejados se distribuyen de forma armoniosa, reforzando la sensación de un pueblo detenido en el tiempo. La calle que serpentea entre las construcciones lleva la mirada hacia un punto de fuga, creando un efecto de perspectiva que da vida al escenario.
El cielo, cubierto de nubes densas y grises, aporta un ambiente melancólico y nostálgico al cuadro, sugiriendo un día nublado o el inicio de una tormenta. Esta atmósfera contrasta con la serenidad del río en primer plano, que refleja las tonalidades del paisaje y equilibra la composición con su calma. En la parte inferior, los verdes del césped aportan un toque fresco que enriquece el cuadro y lo llena de matices.
En conjunto, esta obra captura la esencia de un pequeño pueblo junto al río, donde la historia y la naturaleza convergen en un ambiente de quietud y melancolía. El puente se convierte en un símbolo de continuidad y unión, mientras que el cielo nublado y los reflejos del agua aportan una carga emocional profunda, invitando al espectador a contemplar la belleza de lo cotidiano.