1. Ficha técnica: Título: Bodegón con paisaje marino y columnas clásicas Autor: Anónimo, atribuido a escuela europea de mitades del siglo XIX Técnica: Óleo sobre lienzo (reentelado) Estilo: Neoclásico con influencia barroca Dimensiones: 95x134 cm (sin marco), 116x156 cm (con marco) ( la obra se vende sin marco) Fecha: Mitades del siglo XVIII Estado: Buen estado Envio: Profesional de empresa de embalajes. 2. Posibilidad de comprar el marco sin coste añadido ( solo abonar el extra de coste de envio) 3. Descripción compositiva: La obra se divide en dos grandes áreas: a la izquierda, un paisaje marino bañado por una luz suave, con un horizonte lleno de pequeñas embarcaciones y una torre que se alza, recordando estructuras arquitectónicas clásicas. En primer plano, se encuentra un bodegón repleto de frutas, objetos y elementos decorativos típicos de las naturalezas muertas barrocas. 4. Descripción iconográfica: En el centro del bodegón, destacan frutas como uvas, granadas y manzanas, dispuestas con una gran maestría. Los objetos de metal y vidrio que acompañan a las frutas, como copas, platos y jarras, añaden un toque de lujo y refinamiento a la composición. La inclusión de una columna clásica a la izquierda refuerza la idea de la grandeza y la conexión con el pasado glorioso del arte europeo. 5. Contexto histórico-artístico: La obra sigue claramente los modelos neoclásicos del siglo XVIII, con fuertes influencias barrocas en la disposición de los elementos del bodegón. La inclusión de un paisaje marino, con referencias arquitectónicas clásicas, remite a las grandes tradiciones pictóricas del norte de Europa, donde las naturalezas muertas y los paisajes se combinaban para crear composiciones ricas en significado. Esta tendencia fue común en artistas coetáneos, como Jean-Baptiste Oudry o Jan van Huysum. El uso de columnas y la luz suave que ilumina tanto el bodegón como el paisaje crea una narrativa en la que la opulencia de la naturaleza se contrasta con la serenidad del paisaje clásico. Este tipo de obras buscaba tanto agradar a la vista como representar la riqueza simbólica de los objetos, creando un diálogo entre lo efímero y lo eterno.