Entrevistas

Las historias que conservamos: explorando el patrimonio cultural

Escrito por Tom Flanagan | 8 de septiembre de 2022


El patrimonio cultural se ha convertido en una especie de palabra de moda en la conciencia popular, y los conservacionistas, los museos y el público en general intervienen en la discusión sobre en qué consiste exactamente. Sobre el papel, es un término utilizado para describir tradiciones, costumbres y bienes heredados dentro de una cultura. En realidad, es algo más fluido; un concepto que puede hablar de temas que abarcan la identidad personal, la nacionalidad y más. Le hemos pedido a varios de nuestros expertos en arqueología, arte clásico,música y coches clásicos que explicaran con sus propias palabras el significado del patrimonio cultural y por qué es importante.


Arte. Alimentos. Moda. Música. Valores. Nos encontramos con ellos a diario y, sin embargo, muchos se basan en aquellos que nos han precedido: son normas, maneras de vivir que hemos heredado; cosas que nos gustan y cosas que nos mantienen en marcha. También son solo algunos ejemplos de patrimonio cultural.



El arte es un importante ejemplo de patrimonio cultural tangible, el tipo de patrimonio que podemos palpar, sentir y poseer. 

Es un término que a veces se pierde en el frenesí de las conversaciones, pero el patrimonio cultural se extiende a gran parte de lo que experimentamos en nuestra vida cotidiana; desde el arte que apreciamos, hasta los instrumentos con los que interpretamos música y la forma en que preparamos nuestra comida. Y para aquellos que trabajan en ámbitos e instituciones culturales, va más allá de la vida cotidiana; es la vida, dice el experto en arqueología Peter Reynaers. 


“El patrimonio cultural es lo que nos hace humanos”, explica Peter. “Lo más importante que hacemos en la vida es crear. Algunas de estas creaciones, ya sean cosas utilizadas en la vida cotidiana u obras maestras verdaderamente artísticas, son las únicas muestras que dejamos tras nosotros cuando nos vamos. Aquí es donde los humanos difieren de otras formas de vida en la tierra: tendemos a celebrar nuestras vidas a través de nuestros esfuerzos y creaciones artísticas. Dicho esto, nuestro objetivo final como expertos es hacer que la gente vea por qué realmente vale la pena preservar algo y sepa lo que la historia que tiene detrás nos cuenta sobre nuestra condición humana”.

Retratos de la memoria en el arte clásico


El arte es uno de los temas más referenciados en lo que respecta al patrimonio cultural. Al fin y al cabo, el arte fue en el pasado el único medio para representar la vida tal como se conocía, lo que significa que su variedad de expresión es crucial en lo que nos cuenta sobre las sociedades anteriores a la nuestra y sigue siendo una herramienta importante para transmitir lo que queremos, explica la experta en arte clásico Valérie Lewis. “En mi opinión, el patrimonio cultural consiste en atesorar obras de arte que traducen visualmente la historia, las costumbres y la sabiduría que comparte un grupo de personas, asegurándose de poderlas transmitir a la próxima generación”. 

Para Valérie, cuando preservamos lo que hubo antes que nosotros, comprendemos de dónde venimos y hasta dónde podemos llegar. “Para entendernos a nosotros mismos, a las personas que nos rodean y el entorno en el que vivimos, es importante poder acceder al enorme archivo que es el mundo del arte para extraer lecciones o apreciar formas e ideas concretas”. Si bien su especialidad son los Antiguos maestros neerlandeses y el arte del siglo XIX, cree que es solo uno de los muchos períodos artísticos que trajeron innovaciones que expresaban el espíritu de ese siglo; y un motivo por el que preservar estas obras de arte es tan crucial. Como resultado, los conservacionistas profesionales del arte tienen un papel dentro de su correspondiente cultura. 



“Los museos y los coleccionistas privados juegan un papel fundamental en la conservación no solamente de los Antiguos maestros, sino también del siglo XIX, delarte moderno y contemporáneo. Manteniendo las obras de arte en un espacio protegido, los museos y los coleccionistas de arte pueden rescatar, proteger y mostrar el pasado. Retratos, paisajes o bodegones hechos hace siglos recuperan la apreciación y una nueva vida cuando se exhiben en un museo o en la casa de alguien”.


No obstante, el patrimonio cultural tiene matices y también puede variar de persona a persona, así como simplemente asumir una definición más personal. En un nivel evidente, Valérie dice que la gente piensa en el arte y la música: son activos tangibles. Pero lo que valoramos es todo lo que experimentamos en nuestra vida diaria. “Creo que es lo que te forma visual e intelectualmente: sí, es la conservación del arte, el diseño y los edificios. Pero también es la naturaleza, el lenguaje, la literatura, la ciencia y el conocimiento local. Nacida en los Países Bajos de madre francesa y padre británico, tengo acceso a tres mundos culturales. Esta combinación de historias define quién soy y cómo percibo el mundo que me rodea”.


Esta intersección de historias culturales se ha convertido en un tema cada vez más prominente pero polémico: ¿cómo gestionamos el patrimonio que fue robado y qué hacemos luego? Valérie dice que es esencial que nos impliquemos en estos temas, en lugar de rehuirlos. “El movimiento Black Lives Matter (BLM), la guerra de Ucrania, las historias de refugiados, la sostenibilidad: todos ellos son temas contemporáneos que copado los titulares en las noticias globales. También están configurando nuevas perspectivas sobre cómo los países deben asumir la conservación y la presentación de su patrimonio cultural nacional. Por ejemplo, en los últimos años, el Rijksmuseum de Ámsterdam ha organizado varias exposiciones sobre la cuestión del colonialismo y las influencias imperialistas de los neerlandeses en el extranjero, una tendencia que va de la mano con el movimiento BLM y la necesidad de abordar los capítulos oscuros de la historia de las naciones colonizadoras. Es una llamada para que instituciones artísticas europeas devuelvan a países africanos los artefactos y el arte saqueados”.


El bello pasado de los coches clásicos


Para los no iniciados, los coches pueden no parecer el ejemplo más obvio de patrimonio cultural, pero son una lección tanto de diseño como de historia; vehículos del pasado que sirven de barómetro de épocas pasadas. Podemos pensar, por ejemplo, en el Volkswagen Escarabajo, que tuvo una historia complicada y un legado problemático como invento nazi durante la II Guerra Mundial, mientras que el Mini Cooper se convirtió en emblemático de lo que se conoce como los “Swinging Sixties” en Londres. Esto, dice el experto en coches clásicos Francisco Carrión Cárdenas, es lo que los hace valiosos. 


“Cada país del mundo tiene una identidad cultural y un patrimonio que se refleja en su arte y su diseño”, dice Francisco. “El patrimonio cultural puede ser muy individual y el diseño y las características de los coches clásicos lo traducen de una manera más clara que la mayoría de cosas. Si pensamos en los coches clásicos británicos, por ejemplo: los interiores generalmente se inspiran en una sala de estar típica inglesa, con suntuosos sofás de piel y madera barnizada por todas partes; como un lugar acogedor desde el que contemplar la lluvia”.



Al igual que el arte, los coches pueden reflejar un tipo de patrimonio cultural profundamente personal. “Es interesante prestar atención a que muchos entusiastas de los coches clásicos generalmente se preocupan más por comprar vehículos de su propio país. Por lo tanto, preservar los coches clásicos es a menudo un intento de devolver el patrimonio tecnológico y cultural al país de origen de una persona, y con ello establecer cierta cercanía con el lugar de donde son”.


En cierto modo, conservar coches consiste en apreciar una época en la que la artesanía estaba a la vanguardia de cualquier diseño y el hecho de vivir más lentamente puede acercarnos a la belleza. “El patrimonio cultural en lo que se refiere a los coches clásicos es importante porque, además de mantener vivas las tradiciones de cada país, para mí también es un recordatorio de los viejos tiempos, cuando las cosas se hacían más cuidadosamente, de una manera más lenta, a mano y prestando más atención a los detalles. Los coches son un ejemplo de belleza en la historia. Y esto es algo que vale la pena preservar”. 


Sonidos por los que ser recordados


La música es posiblemente una de las formas más veneradas y reconocidas de patrimonio cultural. Cada aspecto de ella es un homenaje a lo que ha habido antes y un recordatorio de lo está por suceder.  “El patrimonio cultural para mí es cualquier cosa que hayamos heredado del pasado y que se transmitirá a la próxima generación”, dice el responsable de la categoría de música, Aäron Blomme. “Y este patrimonio se relaciona con la música de muchas maneras. Hay músicos que tocan instrumentos que se construyeron a menudo en el pasado, muchos con los mismos métodos empleados hace 400 años. Un violín fabricado en la actualidad, lo más probable es que solo difiera en aspectos de gusto, como la forma de la voluta y diferencias en la forma de los oídos, en comparación con un instrumento construido en la década de 1700. Luego tenemos los edificios que constituyen el podio para interpretar la música. Hay partituras musicales que se utilizan para interpretar esa música. Y también tenemos las grabaciones, para registrar lo que hacemos y para escuchar a las personas que interpretaron música antes que nosotros”. 


La música, en muchos sentidos, nos rodea todo el tiempo. Y lo que preservamos es más que los instrumentos y la forma en que se fabrican, sino también los propios sonidos mismos y la manera en que se tocan. “Los músicos a menudo miran hacia el pasado, a las partituras originales, y ven cuál era la verdadera intención del compositor. Incluso existe lo que se considera una tradición histórica de interpretación musical, en la que se interpreta una música concreta con instrumentos de su época”. Sirven como cápsulas del tiempo; una recreación similar de lo que significaba vivir en tiempos pasados. 




Es más que simple nostalgia musical. Es tanto una apreciación de dónde venimos como una forma de establecer conexiones con antepasados y con personas que no hemos conocido. “El patrimonio musical no conoce fronteras. Los músicos tocan música de compositores de diferentes orígenes, nacionalidades, géneros. Y la transferencia de conocimiento de profesor a estudiante ha ido pasando a través de generaciones, pero la mayoría de las veces también ha sido igual través de las fronteras”. 


“Si tuviera que describir el patrimonio cultural, sería la quintaesencia, pues el patrimonio cultural nos da un sentimiento de pertenencia a la vez que construimos puentes entre las personas. En este sentido, sin él no somos nada”. 


El patrimonio puede variar en la forma en que se manifiesta y cómo lo tratamos. Pero un hilo que une todo el patrimonio cultural es su poder para recordarnos nuestra propia existencia, dice Peter. “Después de todo lo dicho y hecho, esto es en última instancia el patrimonio cultural: lo que hacemos y la huella que dejamos detrás de nosotros”. 


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