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Escrito por Tom | 28 de enero de 2021
Los mapas han mantenido durante mucho tiempo la reputación de ser una fuente fiable de verdad. En muchos sentidos, siempre hemos estado a merced de los mapas –y de quienes los dibujan– para guiarnos, informarnos y mantenernos a salvo. Pero en ciertos momentos de la historia, los mapas han adquirido un giro más siniestro. Países de todo el mundo han adaptado y manipulado mapas para sustentar y justificar una serie de objetivos políticos y agendas nacionalistas sesgando y engañando a la conciencia pública. El experto en cartografía Harald Fredriks explica por qué la cartografía persuasiva es una de las artes más oscuras de la historia.
En los años 1920 se publicó un mapa de Alemania conocido como 'Deutschen Volks- und Kulturbodens'. Delimitaba las fronteras alemanas según la creencia ideológica de que una tierra determinada era propia de nacimiento, marcándola esencialmente como 'alemana'. El problema del mapa era que no representaba las fronteras reales de Alemania.
Tras la firma del Tratado de Versalles, con el que Alemania hizo múltiples concesiones territoriales, varios destacados académicos y geógrafos alemanes intentaron redefinir Alemania y revitalizar la creencia popular de que ciertas tierras les pertenecían. Gran parte de esa supuesta tierra alemana en realidad se arrebataba a países como Suiza y la entonces Checoslovaquia. Albrecht Penck tuvo la ingeniosa idea de transmitir esto mediante un mapa. Con la ayuda del cartógrafo Arnold Hillen Ziegfeld, Penck redibujó las fronteras de Alemania y a su vez su identidad. El mapa posteriormente se convertiría en una piedra angular de la educación geográfica en Alemania bajo la República de Weimar, y la cartografía persuasiva pasó a ser una de las principales tácticas para avanzar en la Geopolitikalemana.
Si bien el mapa de Alemania es un caso reciente de cartografía persuasiva, el arte de manipular mapas no era algo nuevo en absoluto. ‘La propaganda cartográfica puede ser vista como la manipulación consciente de mapas para influir en la percepción del lector a favor del cartógrafo, un grupo de personas, un país o incluso un continente’, explica Harald. ‘Es una práctica que ha existido desde la Edad Media y ha tenido un éxito increíble, especialmente si se tiene en cuenta que la gente no tenía acceso a la información tal como nos permite la tecnología actual’.
Los primeros ejemplos van más allá de unos bocetos simplemente geográficos: también son alegóricos. ‘Un montón de mapas persuasivos se basan en las creencias y la superstición. Los mapas medievales presentaban a Jerusalén, el lugar de la crucifixión de Jesucristo, como el centro del mundo. Además de todos los países del mundo, también se representaba el Jardín del Edén. La historia de la creación, la salvación y el Juicio Final iban de la mano de la imagen del mundo conocido en ese momento’.
La alegoría era un recurso popular para quienes fomentaban creencias religiosas. A veces, cuando se propiciaban la salvación y la santidad, los mapas se empleaban para transmitir los peligros de los caminos de la vida y los muchos que conducían al pecado. Este mapa de la Colección de cartografía persuasiva PJ Mode de la Biblioteca de la Universidad de Cornell titulado 'The 3 Roads to Eternity', ilustra el amplio camino hacia la ‘destrucción’ y el angosto camino hacia la redención, y promovía un tipo de mapa emulado por las comunidades religiosas durante el siglo XIX.
Los mapas que hacían apología contra el pecado no se limitaban a los publicados hace siglos. A finales del siglo XIX y principios del XX Reino Unido y los Estados Unidos emplearon mapas para fomentar la abstinencia. Un ejemplo notable en el Reino Unido fue un mapa comparativo que mostraba a la izquierda la distribución del crimen en Inglaterra y Gales en 1902, y a la derecha la distribución de la embriaguez. Individualmente son mapas que supuestamente presentan una evidencia estadística dura. No obstante, situados uno al lado del otro, se convierten en un mecanismo visceral que destaca las zonas supuestamente ‘problemáticas’ del país, en este caso el norte de Inglaterra y las partes densamente pobladas de Gales, algo que probablemente contribuyó a cultivar una división clasista y unas actitudes entre el norte y el sur que aún hoy se extienden por el país.
Mientras tanto, en los Estados Unidos, William Henry Blair, un senador republicano y entusiasta partidario de la prohibición del alcohol, hizo un libro sobre la defensa de dicha prohibición que contenía un extenso mapa de la ciudad de Nueva York en 1886, mostrando las más de 9000 tabernas de la ciudad. Un denso mapa lleno de marcas rojas para indicar la presencia de estos locales, es un logro a la hora de caracterizar la ciudad de Nueva York como un lugar escandaloso y pecaminoso, y en palabras propias de Blair, '[creando] un plano de la capital [que parece] las regiones de la desesperación'.
Uno de los principales errores de la cartografía persuasiva es que los mapas persuasivos son totalmente falsos. 'Los mapas tienen ciertas motivaciones y buscan promover ciertas causas, pero no siempre son inexactos', explica Harald. 'Las dimensiones y el color juegan un papel a la hora de llamar la atención de los lectores y enfatizar un mensaje, y esto tiene prioridad sobre la función tradicional de la geografía en los mapas'.
Un mapa portugués que representa las colonias del país sugiere una enorme influencia de Portugal frente a sus vecinos europeos al superponer a países como Angola y Mozambique al tamaño de países europeos. Si bien el mapa presentaba la geografía europea, la intención era transmitir el poder de Portugal. De igual modo, el británico ‘Imperial Federation Map of the World’ de Walter Crane sirve de escaparate decorativo en el que los motivos victorianos muestran una imagen lujosa del dominio y alcance británicos. Es una representación colorida y fantástica de dominio colonial, estadísticas y caricaturas en un solo mapa. Aun siendo una imagen ilustrada del mundo, el mapa se centra menos de mostrar la posición de Gran Bretaña en el mundo y más en la posición de todos los demás en el mundo de Gran Bretaña.
Como escribe Mark Monmonier en A History of Cartography, los mapas siempre han sido un símbolo de poder y nacionalismo, por lo que son la herramienta perfecta para el avance en las agendas políticas, especialmente durante las guerras. Los mapas pueden prefigurar suposiciones y motivos para la invasión porque a menudo se consideran como una fuente de verdad. ‘Los temas generales son la reducción o ampliación de partes del mundo, la reubicación de zonas o de una parte ubicada en el mapa’, dice Harald. ‘Un buen ejemplo de lo influyentes que pueden ser los mapas son las motivaciones para la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, inspiradas en parte por un relato cartográfico de las últimas consecuencias de la expansión alemana incluso para los estadounidenses, entonces en la distancia’.
En tiempos de guerra, las cuestiones territoriales se encuentran en el centro, y Harald dice que los monstruos en los mapas lo ilustran bien. ‘Las caricaturas, por ejemplo, se utilizaban en ciertos sitios para dar una imagen colorida de un país del que procedía una amenaza. Hay una larga tradición de mapas con bestias: los Estados Unidos como un águila y los grandes imperios de la época (Gran Bretaña y Rusia) como pulpos con temibles tentáculos. La Unión Soviética se presentaba a menudo como un pulpo, aunque la idea del pulpo es todo un tema en la cartografía. El mapa “Leo Belgicus”, que surgió a finales del siglo XVI, es otro ejemplo, con los Países Bajos representados como un león amigo’. Los tentáculos de gran alcance de soviéticos y británicos, o incluso el caso de los Países Bajos, posicionaban a estos países sobredimensionados, excesivamente influyentes y demasiado celosos en sus ambiciones de avance territorial.
Hoy en día, los mapas se manipulan de formas que no siempre reconocemos de inmediato. El acceso en tiempo real a las imágenes satelitales nos permite tener instantáneas de la tierra antes inéditas, pero la manipulación de datos y la tecnología siguen distorsionando nuestra visión. Europa y Estados Unidos siguen estando en el centro de las imágenes predeterminadas de la tierra, pues la perspectiva occidental sesga a favor de los que tienen el poder. Recordar la historia de la cartografía persuasiva nos obliga a tener en cuenta estas perspectivas con una mirada crítica. El pasado nos ha enseñado que siempre hay más en cada imagen de que lo que vemos a primera vista.
Mientras que los británicos adoraban el ‘Imperial Federation Map of the World’ de Crane, una mirada más de cerca revela que tenía su propia opinión sobre las realidades del Imperio. Mientras Brittania en el poder se encuentra en lo alto del mundo, debajo, en el fondo, está Atlas —el dios Titán—aplastado, luciendo una banda. Con unas letras minúsculas que únicamente podría leer alguien con ojos de lince, dice ‘Human Labour’ (trabajo humano), un recordatorio de la oscura base de algunos de los mapas más notorios de la historia, y de la noción de que los mapas, incluso cuando parecen funcionar a nuestro favor, pueden manipularnos.
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