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Escrito por Tom | 15 de octubre de 2020
En 2016 Malick Sidibé, uno de los fotógrafos más célebres de Mali, falleció en Bamako. Habiendo sido una fuerza creativa y pionera en la escena de la fotografía de África Oriental, la obra de Sidibé ha cautivado al público global a través de numerosas exposiciones y su aparición en publicaciones como Vogue y The New York Times. Conocido principalmente por fotografiar en blanco y negro, su mirada siempre se desviaba para capturar escenas de fiesta y vida, sobre todo de la cultura maliense. Nos hemos sentado con nuestra experta en fotografía Anne-Laure Toubel para explorar su efervescente legado.
Pocos años antes de morir, Sidibé resumió hábilmente su estilo fotográfico: ‘Es un mundo, el rostro de alguien. Cuando lo capturo, veo el futuro del mundo. Creo de todo corazón en el poder de la imagen, pero también hay que ser sociables. Tengo suerte; es algo que está mi naturaleza’.
Malick Sidibé fue un fotógrafo maliense y ampliamente considerado como el padre de la fotografía africana y maliense, junto a Seydou Keita. Después de haber empezado como aprendiz en el estudio de fotografía de Gérard Guillat-Guignard, inició su carrera deambulando por la ciudad cada noche, yendo de fiesta en fiesta fotografiando a los jóvenes de Bamako e intentando capturar la sensación boyante que dominaba la ciudad mientras el país se preparaba para la independencia. Así fue como llegó a ser conocido como ‘el ojo de Bamako’ y el fotógrafo más demandado para las fiestas. Todos querían estar cerca el uno del otro y todos querían ser fotografiados por él.
Más tarde, en 1962, abrió su estudio, ‘Studio Malick’, y se descubrió en la escena internacional en 1994, en la primera edición de los 'Rencontres de la photographie de Bamako'. También ha tenido un gran éxito entre la crítica, siendo el primer artista africano en ser honrado en la Bienal de Venecia en 2007. Otros de sus premios son el Hasselblad Award de fotografía, un International Center of Photography Infinity Award por su trayectoria y un World Press Photo Award.
Malick Sidibé es célebre por su trabajo de estudio y sus retratos en blanco y negro. Aunque comenzó su carrera siguiendo la tradición del retrato, su obra se distingue por su sentido de puesta en escena exagerada y sus retratos llenos de humor. En su estudio, jóvenes vestidos a la moda sirvieron como representaciones de toda una cultura juvenil que Sidibé captó con la cámara.
Sidibé también era conocido por su cálida personalidad. Gracias a su sencillez y generosidad, se ganó rápido la confianza de sus modelos y se desmarcó de los retratos de estudio muy formales y conformistas de la época. Dejó que los modelos fueran auténticos y espontáneos; ya fuera sobre una moto, con un vestido de domingo o llevando un disfraz o con un primer plano. Mantenía unos fondos neutros o consistentes para que el sujeto siempre fuera el centro de atención.
Si bien Malick Sidibé entró en la escena internacional al final de su carrera, siempre ha sido una figura central en la fotografía maliense, como su apodo ‘el ojo de Bamako’ sugiere. 'Nuit de Nol' es una de las imágenes más icónicas en la fotografía africana. Su arte abarcaba desde retratos de estudio hasta reportajes al aire libre sobre fiestas sorpresa, bodas y baños en domingo durante los años de la independencia de Malí. Fue el único fotógrafo que inmortalizó este movimiento de emancipación juvenil que se extendería a muchos países africanos entre los años 1950 y 1960.
De forma similar, Malick Sidibé ha sido un testigo privilegiado de la historia y la transformación de la cultura y la vida cotidiana de la juventud africana. Sidibé ha sido el referente en el que se han basado muchos fotógrafos, alguien que se puede admirar, rechazar y analizar. Creó una imagen de la fotografía africana y contribuyó a moldear una imagen de la modernidad africana.
También vale la pena mencionar a fotógrafos que dicen ser parte del legado de Malick Sidibé: Samuel Fosso (Camerún, 1962), Omar Victor Diop (Senegal, 1980) y Fatoumata Diabaté (Malí, 1980) que montaron un estudio al estilo de Sidibé durante la retrospectiva de la Fondation Cartier de París.
A primera vista se podría pensar que los retratos de estudio son algo estático, dirigido, carente de naturalidad, pero a través de las fotografías de Malick Sidibé tenemos una sensación completamente diferente. Contrariamente a esa idea, sus imágenes revelan la energía de los modelos, su orgullo, algo entre la cultura moderna y la tradición. El resultado es despreocupado y espontáneo, lleno de alegría y vida. Y creo que es esto lo que hace que sus imágenes sean tan atractivas. Ahora que nuestra época es sombría, incluso trágica, estas imágenes nos recuerdan una época en la que todo era posible y más simple.
Toda la alegría, la espontaneidad, su capacidad de crear una conexión entre sus modelos revelando tan bien su personalidad. Puede que sus imágenes se tomaran en 1960, pero aún en la actualidad tienen una vida propia.
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