Catawiki actualiza constantemente su tecnología. Actualmente, estás utilizando un navegador obsoleto. Para optimizar tu experiencia de navegación, actualiza tu navegador.
Puedes configurar tus preferencias de cookies utilizando los botones de abajo. Puedes actualizar tus preferencias, retirar tu consentimiento en cualquier momento y ver una descripción detallada de los tipos de cookies que usamos nosotros y nuestros socios en nuestra Política de cookies.
Escrito por Peter Reynaers | 2 de abril de 2019
Desde su descubrimiento hace casi 250 años, la antigua ciudad de Pompeya ha sido uno de los lugares más visitados de toda Italia. Lamentablemente, en el siglo XVIII había pocas leyes para proteger un hallazgo tan singular. Durante siglos, Pompeya se convirtió en un verdadero tesoro para aficionados y arqueólogos profesionales que solo querían de tener un pedazo de la historia de Roma. El resultado de este gratis-para-todos fue que muchas piezas de Pompeya acabaron en colecciones privadas.
El interés actual en Pompeya sigue creciendo; 2,5 millones de personas visitan el lugar cada año, y solamente se ha excavado una parte de la ciudad, una situación que alimenta un flujo constante de nuevos libros y descubrimientos. Peter Reynaers, nuestro experto en hallazgos y restos arqueológicos, tiene unos cuantos consejos para adquirir éticamente artículos relacionados con la Antigua Roma. Pero primero, un poquito de historia...
La vida bajo la montaña de fuego
El Vesubio es un volcán relativamente joven, más probablemente originado hace menos de 200 000 años. Tiene vistas a la bahía de Nápoles y en el 79 d. C. tuvo lugar una gran erupción después de que el volcán hubiera estado inactivo durante siglos. La ciudad de Pompeya quedó sepultada bajo cenizas y lapilli (fragmentos volcánicos), y la ciudad de Herculano fue víctima de una gigantesca corriente de lodo. Herculano era la ciudad hermana de Pompeya y es la más conocida, pero los pueblos de Oplontis, Stabiae y Boscoreale también resultaron afectados.
Cabeza de sátiro en mármol, siglo I-II d. C.
Plinio el Joven lo presenció todo y escribió dos cartas a Tácito, el historiador, describiendo la catástrofe. Incluso en la actualidad esa descripción del drama es aún un importante documento de estudio para los vulcanólogos. El volcán estuvo muy activo entre los años 1000 y 200 a. C. En el año 512 d. C., por ejemplo, las explosiones fueron tan intensas, que Teodorico el Grande, rey de Italia, libró del pago de impuestos a las personas que vivían en las laderas del Vesubio para ayudar a que se recuperaran y reconstruyeran sus vidas.
Un tesoro científico
El estudio científico de este monte no empezó hasta finales del siglo XVIII. En el siglo XX se instalaron muchas estaciones para medir la actividad volcánica y se construyó un largo túnel con dispositivos para mediciones sísmicas-gravimétricas para tratar de predecir cualquier nueva actividad. Este volcán congelado en el tiempo desde la Antigua Roma está aquí hoy para que lo estudiemos. También tiene un famoso suelo fértil y sigue siendo un lugar de recreo para cualquier persona interesada en la historia geográfica de la tierra.
Uno de los regalos especiales que nos hace cualquier volcán es la obsidiana, un material volcánico vidrioso que se forma cuando la lava se enfría de repente a temperaturas sumamente bajas. El resultado es una especie de piedra negra, a veces hasta semitransparente, conocida como cristal volcánico.
Unguentarium de cristal (frasco para aceite perfumado) con iridescencia plateada, s. II d. C.
Hay dos cosas que emergen en gran cantidad cuando un volcán erupciona: piedra pómez blanca y obsidiana. La primera es cuando la lava crece y se vuelve blanca, y la segunda es cuando se vuelve negra y se vitrifica.
Otro material, mortal en la mayoría de casos, pero muy útil en la vida diaria, es una de las piedras con las que se construye toda la vida en la tierra: el azufre. Elemento químico débil, con un olor desagradable y que se encuentra en todas las células vivas de la tierra. Surge en grandes cantidades de los volcanes. Desde los inicios se ha extraído y proporcionó a las gentes prehistóricas uno de los primeros pigmentos para utilizar en las pinturas rupestres. El nombre llegó al latín justamente de ese lugar, el Vesubio, de los primeros habitantes de las laderas de la montaña, los oscos.
De vuelta a las obras de arte de Pompeya
En las excavaciones en Pompeya muchas pinturas murales representan el volcán tal como era antes de la erupción de 79 d.C., mostrando justo una cumbre. Tendría dos tras la erupción. La imaginación nos supera cuando miramos un mapa de la ciudad excavada: la casa de Menandro, la casa del fauno danzante, la casa de los Vettii, la casa de Marco Lucrecio Frontón. Todos los nombres se dieron a sitios donde se sabe exactamente quién vivió en ellos.
Las paredes estaban decoradas con magníficas pinturas; en los edificios las mesas estaban puestas con platos de ‘terra sigillata’ (terracota) y quedaron recipientes y cazuelas de bronce con comida en las cocinas. Se encontraron joyas por todas partes en las personas que fallecieron por el calor de la montaña. Algunas incluso las agarraban en sus manos.
Anillo de oro con entalladura mostrando un venado, ca. 100 d. C.
Por supuesto, hay huecos en la lava que, una vez rellenados con yeso moderno, nos muestran los espectros de quienes murieron. Se encontraron centenares de retratos de ancestros conservados en altares, y tempos con estatuas. Incluso se encontraron lararios —altares domésticos donde se guardaban pequeñas estatuillas de bronce de deidades romanas, veneradas por los piadosos romanos que vivían en esas villas.
‘Ver el mundo en un grano de arena y el cielo en una flor silvestre; sostener el infinito en la palma de la mano y la eternidad en una hora’.
(William Blake)
Tal como sugiere Blake, si se sostiene una pequeña obra de arte de la Antigüedad en la mano, no se sostiene ‘un objeto’, sino que se tiene una visión de toda una civilización frente a los ojos, viva en la imaginación, y se siente la necesidad de conocer y leer más sobre ellos, entendiendo quién era esa gente y qué les preocupaba en su vida cotidiana.
Queremos que puedas tener un pedazo de una pared de una villa romana procedente de una de esas colecciones antiguas, o bien una joya que fuera utilizada por una matrona de la Antigua Roma, o incluso alguna pieza de una vajilla de la época. Otro objeto para añadir a tu colección son los frascos de cristal, denominados unguentaria, en los que las mujeres de entonces conservaban sus aceites perfumados. Eran aceites procedentes de lugares tan lejanos como Egipto, importados por un alto precio a las ciudades romanas.
Fragmentos de mosaico y fresco romanos, aprox. siglo II-IV d. C.
No solamente queremos que puedas crear tu colección sin preocuparte por cómo un artículo llegó al dominio público; hacemos todo lo que podemos para que sea posible. A todos los vendedores de artefactos antiguos en Catawiki se les pide una declaración de verificación que incluye detalles sobre la procedencia de los artículos y sobre cómo los adquirieron. Para más información, consulta nuestra guía del vendedor.
____________________
Descubre más antigüedades | curiosidades | hallazgos y restos arqueológicos
También te podrían gustar estos artículos:
7 consejos para aspirantes a coleccionista de joyas antiguas
Una forma de arte pasada por alto: la evolución de la encuadernación desde el 300 d. C. hasta ahora
Cómo comenzar y hacer crecer rápido tu colección de arte de la Edad Antigua