École Française (XX) - Terre d'or

Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte de la escuela francesa o catalana en la que se ve representado el precioso campo impresionista. Se ve una cualidad pictórica muy destacable en la obra. Obra muy característica y exclusiva del pintor.

· Las medidas de esta obra con marco son: 36x41x3 cm.
· Las medidas de esta obra sin marco son: 21x26 cm.
· Se trata de un óleo sobre tela firmado a mano por el pintor en el margen inferior derecho, irreconocible.
· Esta pieza se encuentra en excelente estado.

La obra se vende con precioso marco (incluido en la subasta como regalo).

Procede de una colección privada de Girona.

El cuadro será perfectamente embalado por un profesional de IVEX y enviado por Correos o GLS con su código de seguimiento único. Envíos a todo el mundo.

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Este cuadro presenta una vasta extensión de colinas áridas bajo un cielo despejado y azul. Las ondulaciones del terreno, en tonos cálidos que van desde el ocre hasta el dorado, reflejan la sequedad y el calor del paisaje, evocando un lugar desértico o semidesértico. En algunas áreas se puede observar vegetación dispersa, pequeños toques de verde que destacan en medio de la tierra árida, representando tal vez arbustos o plantas adaptadas a las duras condiciones de la región. El colorido es vibrante, con pinceladas que aportan dinamismo a una escena que, a primera vista, podría parecer inmóvil.
A medida que los ojos recorren el cuadro, uno puede percibir las sutiles variaciones en la luz y el color que dan profundidad y textura al paisaje. Los toques de rosa y lila que salpican el terreno insinúan quizás flores o sombras, agregando un delicado contraste a la paleta cálida y arenosa que predomina en la escena. La simplicidad del cielo, sin nubes ni elementos adicionales, sirve como un fondo perfecto para centrar la atención en la tierra, haciendo que el paisaje se sienta aún más vasto y expansivo.
En conjunto, el cuadro transmite una sensación de calma y desolación, donde la naturaleza domina el escenario. La ausencia de figuras humanas y de cualquier rastro de civilización refuerza la idea de un lugar remoto, casi inhóspito, pero lleno de belleza natural. El uso audaz del color y las formas simplificadas convierte lo que podría ser un paisaje común en una celebración vibrante de la tierra en su estado más puro.