Narcís Oller (1945) - Tortellà, La Garrotxa

Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte de Narcís Oller donde se ve representado un precioso paisaje de Tortellà, una población de La Garrotxa. Se ve una cualidad pictórica muy destacable en la obra. Obra muy exclusiva del pintor.

· Las medidas de esta obra sin marco son: 38x46x2 cm.
· Se trata de un óleo sobre tela firmado a mano por el pintor en el margen inferior derecho, N. Oller.
· Esta pieza se encuentra en excelente estado.

Procede de una colección privada de Girona.

El cuadro será perfectamente embalado por un profesional de IVEX y enviado por Correos o GLS con su código de seguimiento único. Envíos a todo el mundo.

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Este cuadro representa un paisaje campestre sereno y lleno de luz, donde las suaves colinas se extienden en el horizonte bajo un cielo parcialmente nublado. En el primer plano, un camino de tierra rojiza serpentea hacia la izquierda, bordeado por vegetación verde que parece moverse suavemente con la brisa. La textura del camino es rugosa, contrastando con el verdor que lo acompaña, lo que invita al espectador a imaginar el sonido crujiente bajo los pies al caminar por él.
En el medio del cuadro, se despliega un vasto campo dorado, cortado por manchas de árboles que parecen organizarse en filas. Los árboles, con sus tonos dorados y verdes, marcan un ritmo visual que guía la mirada hacia el fondo, donde se puede vislumbrar una pequeña construcción que parece ser una casa de campo, rodeada de vegetación. Esta pequeña estructura, con su tejado a dos aguas, da una sensación de tranquilidad y aislamiento en medio de la naturaleza expansiva.
Las colinas del fondo están pintadas en tonos azulados y violáceos, suavemente degradadas, lo que sugiere la distancia y la perspectiva de un paisaje lejano. Estas colinas, con sus curvas suaves y colores apagados, añaden profundidad a la escena y crean una atmósfera de calma. El cielo, de un suave azul, está salpicado por nubes blancas que parecen flotar sin prisa, reflejando la paz y el silencio del entorno.
El uso del color es delicado y equilibrado, con una paleta que abarca desde los tonos cálidos de la tierra hasta los frescos azules y verdes de la naturaleza. La luz del día ilumina de manera uniforme la escena, destacando los detalles del paisaje sin crear sombras dramáticas. La transición de colores entre el cielo, las colinas y el campo es sutil, lo que contribuye a la sensación de amplitud y serenidad.
En conjunto, este cuadro evoca una sensación de quietud pastoral, donde la naturaleza se presenta en su forma más sencilla y armónica. Cada elemento, desde los árboles hasta las colinas distantes, contribuye a un todo unificado que invita al espectador a disfrutar de la tranquilidad y la belleza de este paisaje rural.